lunes, 15 de enero de 2018

El primer año de Trump

Ya escribí en su día sobre la victoria de Trump en las elecciones. Ahora que ha pasado un año, creo que hay suficientes hechos como para emitir una valoración.

Tal vez antes de entrar en materia convenga señalar algunas cosas sobre las elecciones. En la entrada que publiqué decía que Clinton había ganado en votos por una diferencia muy ajustada. Bien, una vez que han sido contabilizados todos los votos (lo que lleva varios días, de ahí que la información que puse en su día no fuese exacta), resulta que la diferencia se ha ampliado, a cerca de 3 millones de votos. Clinton logró casi 66 millones de votos por casi 63 de Trump. En su día ya expliqué por qué se podía ganar teniendo menos votos. De todos modos conviene resañarlo, porque nunca antes había habido una diferencia tan grande, que alguien perdiese teniendo 3 millones de votos más. Había sucedido con medio millón de votos más, pero no con estas cifras.




También respecto a las elecciones conviene señalar que hubo peticiones por parte de informáticos para recontar los votos en los Estados clave de Michigan, Wisconsin y Pennsylvania, que habían estado muy reñidos, para descartar cualquier posibilidad de que un hackeo en las máquinas de votación electrónicas hubiese alterado el resultado.

Esta petición fue secundada por Jill Stein, candidata del Partido Verde. Pero resulta que para que la petición sea siquiera tomada en consideración, se deben pagar unas tasas. Esto podría tener sentido para evitar que cualquiera pudiese pedir el recuento sin ningún fundamento...pero la cuantía de las tasas para realizar la petición, parece sin duda desorbitada. En Pennsylvania, tuvieron que pagar 16.000 dólares. En Michigan, atención, 973.250 dólares. Y si eso parece ya una burrada, en Wisconsisn tuvieron que pagar nada más y nada menos que cerca de 3 millones y medio de dólares. Ya únicamente el precio tan escandaloso de las tasas parece indicar que no había mucho interés en un recuento por parte de algunos.

No obstante, Jill Stein lanzó una campaña de recolección de fondos, y lograron lo suficiente para realizar las peticiones de recuento en los 3 Estados. Pues bien, en 2 de ellos, los tribunales rechazaron realizar el recuento. Solo se hizo en Wisconsin...y para colmo, en algunos condados el recuento no fue manual, sino otra vez a través de las máquinas de las que algunos sospechaban que podían estar hackeadas. ¿Cómo iba a salir un resultado diferente si se repetía el mismo método?

Así pues, los esfuerzos de Stein fueron en vanos, pero la sombra de la sospecha sigue ahí.





Una vez mencionados estos dos hechos que consideraba importantes, entro en cómo ha sido el primer año de Trump.
Sin duda una de las polémicas más grandes ha sido la vinculación con Rusia. Ya se denunció que este país había interferido en las elecciones para promover a Trump frente a Clinton, al hackear los correos electrónicos del jefe de campaña de Clinton y del Comité Nacional Demócrata, y publicarlos en Wikileaks, además de propagar noticias falsas.
Durante este año ha habido varias personas relacionadas con Trump que han sido investigadas por conexión con este país:

-Paul Manafort, ex jefe de campaña de Trump, que trabajó para el gobierno ruso y lo ocultó. Hubo de dimitir, y está bajo arresto domiciliario por trabajar para el gobierno pro-ruso en Ucrania, al igual que su asesor Rick Gates.

--Michel Flynn, teniente general y consejero de seguridad nacional nombrado por Trump (un cargo de gran importancia en EEUU, es el que tenía Kissinger en el primer gobierno de Nixon antes de pasar a ser Secretario de Estado (equivalente a Ministro de Exteriores)) también se vio obligado a dimitir tras destaparse que había mantenido conversaciones con el embajador ruso en EEUU para prometerle una relación cordial cuando Trump ostentase la presidencia, algo que él mismo había negado a preguntas del FBI. Más tarde se descubrió que también había recibido pagos de empresas rusas. Flynn dimitió y ofreció colaboración a cambio de inmunidad, pero no le ha sido concedida.

-Jeff Sessions, fiscal general nombrado por Trump. Ocultó al Senado (estando bajo juramento) que había mantenido conversaciones con el embajador ruso cuando la polémica sobre el pirateo de Rusia al partido demócrata de EEUU estaba en su cúspide. A pesar de la polémica, continúa en el cargo.

-Rex Tillerson, secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) tiene nexos empresariales con compañías petroleras rusas y guarda buena relación con Putin.

-Otros consejeros de Trump como Carter Page o Jared Kushner (yerno de Trump) negaron haber tenido contactos con representantes rusos cuando de hecho se habían reunido con el embajador ruso de EEUU.

-Incluso el propio hijo de Donald Trump ha sido investigado por haberse reunido con una abogada rusa que prometía información sobre Hillary Clinton.

-El director del FBI que lideraba las investigaciones de la interferencia rusa, James Comey, fue despedido por Trump. Comey dijo que Trump le había presionado para que no investigase a Flynn. 


Eso por no hablar del dossier Steele, entregado al FBI por un oficial británico en el que se recogían sospechas de que el Kremlin tenía información comprometida sobre Trump y que en base a ello le había estado cultivando para que se adecuase a sus intereses.




Aparte de la conexión rusa, un asunto que ha estado siempre dentro de la agenda, ha sido el de la inmigración, con numerosos vetos promovidos por Trump hacia países de mayoría musulmana para que sus ciudadanos no pudiesen emigrar a EEUU, supuestamente por amenaza a la seguridad nacional. Esto no se entiende muy bien, ya que hoy en día la amenaza puede venir de cualquier país. Los jueces pararon algunas por considerarlas inconstitucionales, pero en Diciembre de 2017 el Tribunal Supremo avaló el veto a ciudadanos procedentes de Irán, Venezuela, Siria, Libia, Corea del Norte, Yemen, Somalia y Chad. Ciertamente en todos esos países hay problemas, pero criminalizar de un plumazo a todos sus ciudadanos, me parece una barbaridad, y que el Tribunal Supremo lo avale, más aún.

Por su parte, el famoso muro con México sigue sin construirse ni mucho menos pagarse. No obstante, Trump ha anunciado deportaciones de salvadoreños que separarán a familias, y el fin de la protección a niños que vinieron ilegalmente. Está por ver si el Congreso y el Senado lo aprueban, tras los últimos comentarios racistas de Trump acerca de ciertos países.

Además de ello, EEUU se ha retirado del pacto de la ONU sobre migración y refugiados.


En relación con la sanidad, Trump intentó reformar el Obamacare, pero el Congreso se lo rechazó una primera vez, no porque pensasen que el Obamacare era bueno, sino porque varios republicanos englobados en el "Caucus de la libertad", estimaban que la reforma de Trump era un parche y que era un Obamacare B. A la segunda se aprobó y pasó al Senado, pero allí quedó bloqueada. Finalmente, Trump firmó una orden ejecutiva que le permitía modificar el Obamacare a su medida, quitando entre otras cosas los subsidios que se pagaban a seguros médicos para que fuesen ofrecidos a personas de renta baja.

Aparte, en EEUU se está viviendo una nueva crisis de heroína, debido a que mucha gente no se puede pagar los medicamentos y encuentra en el opio una forma de adquirir "calmantes" a bajo precio.


(En este gráfico se muestra el número de personas atendidas por abuso de fármacos con opiáceos y por abuso de heroína.Como se ve, el de heroína aumenta exponencialmente en los últimos años, debido a que es más barato y a que la gente ya se había convertido adicta a los opiáceos que les recetaron).


Una de las decisiones más polémicas de Trump fue sacar a EEUU del límite de emisiones contaminantes, es decir, del acuerdo de París. Esto obviamente tiene consecuencias negativas para el planeta, y beneficia a sus amigos petroleros, como su secretario de Estado. Varios líderes empresariales se opusieron a esta medida. Elon Musk por ejemplo (involucrado en el sector de coches eléctricos y energía solar), renunció a continuar como consejero de Trump en infraestructuras.

Aparte de salirse de dicho acuerdo, Trump aprobó entre otras medidas, la construcción del oleoducto que comienza en Dakota del Norte, en plena reserva india. Dicho oleoducto había sido bloquedo por el gobierno de Obama debido a protestas y posible daño al medio ambiente, en especial al agua.


Por otro lado, en Diciembre Trump dio un nuevo vuelco a la política espacial, decidiendo volver a la Luna -algo que había sido descartado por el gobierno de Obama- como primer paso para llegar a Marte, en colaboración con otros países y el sector privado.

Esta decisión me parece bien, ya que es necesario un impulso, y todos los expertos coinciden en que tener una base en la Luna es fundamental para ahorrar costes (el despegue desde la Luna es mucho menos costoso debido a la menor gravedad) en el desarrollo de nuevas misiones.
Lo que no me parece tan bien es la falta de política de Estado que sufre EEUU en esta cuestión. En 2004 Bush anunció que el hombre volvería a la Luna entre 2015 y 2020, pero como he mencionado, Obama descartó el proyecto en 2010, diciendo que no era necesario ir a la Luna para llegar a Marte. Queda por ver si cuando Trump sea reemplazado, el nuevo presidente no dará otro bandazo y desechará este plan. Esperemos que no, porque así desde luego la Nasa no puede avanzar en llegar a la Luna o a Marte.



Respecto a la política fiscal, Trump logró uno de sus mayores éxitos en Noviembre de 2017 al cumplir su promesa de "la mayor bajada de impuestos desde la época de Reagan". En efecto, con la nueva reforma, además de tener que ver con la Sanidad al suprimirse la obligación de contratar un seguro médico, se baja el impuesto de sociedades del 35% al 21%, el tramo máximo para las rentas más altas baja del 39 al 37%, y dobla prácticamente el mínimo exento de pago de impuestos (de 6.500 a 12.000 dólares).

Esto puede tener consecuencias negativas para el déficit y la deuda de EEUU, que ya es muy alta. Al no ser que se contrarreste con una gran bajada del gasto, pero no parece probable dadas las promesas de gasto en infraestructuras y el descomunal gasto militar de EEUU.


(En este gráfico se proyecta la previsión del aumento de la deuda en EEUU que llegaría a un 89% del pib en 2027 si no hubiese habido recorte de impuestos, y a un 111% del pib con el recorte de impuestos anunciado).

Trump ha tenido que lidiar también con el huracán que se cebó con Puerto Rico en Septiembre, causando graves inundaciones y dejando al Estado libre asociado sin electricidad. Hubo muchas críticas por la tardanza en la ayuda, en parte debido a una ley centenaria que establece que los barcos que circulen entre EEUU y Puerto Rico deben llevar bandera estadounidense. Dicha ley tuvo que ser suspendida, ya que la ayuda procedente de EEUU tardaba en llegar, y la que procedía de Jamaica o República Dominicana (geográficamente más cerca), no podía entrar.

Esta tardanza, unida a la crisis económica en Puerto Rico, que se ha declarado en quiebra, abre interrogantes sobre el status de Puerto Rico con EEUU. En Junio de 2017 celebraron un referéndum en el que el 97% optó por integrarse plenamente en EEUU. Claro que solo votó el 22% debido a la oposición al referéndum del movimiento independentista.
El referéndum no es vinculante hasta que lo legisle el Congreso de EEUU, y por el momento no parecen por la labor.



Por otra parte, una de las primeras medidas de Trump fue clausurar el contrato de libre comercio transpacífico, lo que podría beneficiar a China, pero era una promesa de campaña ante el peligro de que afectase a trabajadores estadounidenses. Está además renegociando el acuerdo de libre comercio con México y Canadá -amenazando con salirse si no se pliegan a sus condiciones-. Por su parte, el acuerdo de libre comercio con la UE está por el momento paralizado. Sería paradójico sin duda que se cancelasen por Trump precisamente, tras años de lucha por parte de sectores de la sociedad civil contra dichos tratados.

En política exterior ha exigido a los socios de la OTAN que cumplan con sus compromisos. Ahí estoy de acuerdo. No puede ser que se sea socio de una organización pero no que quiera dedicar los recursos que se necesitan. Es muy bonito eso de dedicar recursos a gastos no militares, pero entonces dependes totalmente de la defensa de EEUU, y si estos deciden no apoyarte, ¿qué haces? Creo que los países de la OTAN deben cumplir su compromiso de gastar el 2% del PIB en Defensa, no solo por la OTAN, sino por ellos mismos. Se habla de la Europa de la Defensa. Es a lo que se tiene que llegar. No hay que ser ilusos y creer que no hace falta ejército o armamento. Tenemos amenazas muy serias de terrorismo, y cualquiera que nos vea en situación de debilidad se puede aprovechar. Por ello es vital que los países se pongan las pilas y no dependan exclusivamente de EEUU para su protección.

 (En este gráfico se muestra el gasto militar de los miembros de la OTAN con respecto a su pib. Como se puede comprobar, solo EEUU, Grecia, Reino Unido, Estonia y Polonia alcanzan el 2% comprometido).

Respecto a Siria, Trump ordenó en Abril un bombardeo al régimen tras un nuevo ataque químico. Esta vez, sin esperara a la aprobación de la ONU, dado el constante veto de Rusia.
Considero que fue acertado. Obama nunca se atrevió a hacerlo, y en mi opinión fue un error. Si la ONU es inservible para detener atrocidades, entonces hay que saltársela, al menos hasta que vuelva a ser eficaz. De todos modos se quedó en eso, en un aviso. Aparte de dicho bombardeo, apenas se ha implicado en Siria, dejando hacer a Rusia, Turquía e Irán.


Una de las mayores controversias del primer año de Trump, ha sido reconocer a Jerusalén como capital de Israel, algo que no comparten los Estados europeos ni la ONU, quienes dicen que Jerusalén debe ser capital compartida, y que esa decisión bloquea la solución de 2 Estados al conflicto palestino-israelí.
Los palestinos están tratando de lograr la unidad entre Hamás y Al Fatah. Si lo consiguen y hay elecciones, puede que adquieran mayor posición de fuerza para presionar internacionalmente. La UE debería ser adulta, despreocuparse de Trump, y reconocer a Palestina como Estado independiente.

Máxime cuando Trump se ha alineado claramente con Israel, retirándose de la UNESCO en protesta porque este organismo admitió a Palestina como Estado miembro.


(Los representantes de Hamás y Al Fatah firman en El Cairo el acuerdo de reconciliación).

Siguiendo por Oriente Medio, una de las cosas que más me preocupa de Trump es que quiere acabar con el pacto nuclear con Irán. Si lo hace, puede que Irán continuase el enriquecimiento de uranio que dejó congelado, y en consecuencia Trump decidiese invadir o bombardear Irán, con el apoyo de Israel y Arabia Saudí, que ven a Irán como su mayor amenaza.
De hecho, las excelentes relaciones de Trump con Israel y Arabia Saudí, están detrás de la ofensiva generalizada que ha lanzado Arabia Saudí y de la que ya hablé en su día, para imponer su visión, y de la hostilidad hacia Irán. Recientemente ha habido protestas en ese país debido a la mala situación económica, que han tornado en críticas al sistema político autocrático -y eso que hubo elecciones hace poco y ganaron los reformistas-, y que han sido reprimidas. EEUU apoyó estas protestas, tal vez esperando que consiguiesen derribar al régimen. No obstante, por el momento este se mantiene firme.


También se habla mucho del enfrentamiento con Corea del Norte, con ambos países amenazándose el uno al otro. Corea del Norte sigue poniendo a prueba su programa nuclear pese a la oposición y las sanciones internacionales.
No obstante, las relaciones entre las dos Coreas han mejorado, debido en parte a que la presidenta surcoreana Park Geun hye fue destituida tras protestas multitudinarias debido al escándalo revelado en el que se descubrió que compartía asuntos confidenciales con su amiga Choi Soon sil, además de extorsionar a grandes empresas. En las elecciones que siguieron a la destitución, venció el moderado Moon Jae in, partidario de la reunificación, y ya ha abierto un canal de diálogo con su vecino del norte.

 (Moon Jae-in, presidente de Corea del Sur).

De todos modos, Trump va a su aire, y en su día planteó multiplicar por 10 su arsenal nuclear, contrario a lo que había estado haciendo Obama de reducirle de común acuerdo con Rusia.


Respecto a América, como vaticiné cuando Trump ganó, el deshielo con Cuba se ha vuelto a congelar, retirando EEUU a la mayor parte de su personal y congelando una buena parte de los avances conseguidos por el gobierno de Obama.


No obstante, si por una cosa se ha caracterizado el primer año de Trump, ha sido por las polémicas innecesarias que ha generado vía Twitter o vía comentarios o comportamientos inadecuados, como cuando retuiteó a una líder de un partido de extrema derecha británico, o cuando no condenó con la suficiente vehemencia un ataque supremacista blanco en Virginia.

En los últimos días, un libro titulado "Fuego y Furia", escrito por Michael Wolff, acerca de Donald Trump, se ha convertido en un éxito de ventas (arrastrando por confusión a otro libro titulado también Fuego y Furia escrito por Randall Hansen acerca de los bombardeos aliados en la Segunda Guerra Mundial).
En el libro, Wolff describe el comportamiento de Trump a través de 200 entrevistas a empleados durante la campaña electoral y la presidencia. Incluye declaraciones de Steve Bannon, presidente del canal de noticias Breitbart (de derechas, partidario de teorías de la conspiración y acusado de racista), que trabajó para Trump durante 7 meses, en las que critica a su familia. Tras la publicación, Bannon abandonó Breitbart.
Una de las cosas más preocupantes que describe el libro es la falta de atención de Trump, que por mucho que le explicasen las cosas, seguía sin enterarse de lo que le decían. Hay muchos que se empiezan a preguntar por el estado mental de Trump, y si un impeachment (destitución) podría ser la solución.


(A la izquierda la portada del libro de Hansen, y a la derecha la del de Wolff).

Resumiendo, el primer año de Trump ha dado para bastante. Comenzando con unas elecciones más que reñidas en las que no obtuvo el voto popular y en las que hubo sospechas de injerencia rusa, Trump ha ido lidiando con las controversias metiéndose con la prensa y creando polémicas en Twitter. Lo que está claro es que parece que está aplicando su programa: No al libre comercio (se sale del transpacífico, paraliza el de la UE, renegocia y amenaza con salirse del de América del Norte), no al multilateralismo (se sale de diversos organismos de la ONU, del acuerdo de París del cambio climático, amenaza a sus socios de la OTAN para que pongan más dinero o se replanteará seguir en la alianza, decide romper la baraja con Irán sin contar con los demás, al igual que al reconocer a Jerusalén como capital de Israel...), no a la inmigración (impone vetos y prepara deportaciones), no al Obamacare (consigue implantar otro sistema sanitario), y sí a la bajada de impuestos.

De todo esto lo que más me preocupa, por las repercusiones que pueda tener a nivel internacional, es el caso de Irán. Después de lo de Afganistán e Irak, EEUU podría meterse de lleno en otro conflicto tremendo en Irán, simplemente por la cabezonería de Trump y del partido republicano de no aceptar el acuerdo al que llegó Obama con el régimen iraní. Hay ocasiones en las que no hay una solución ideal, y dentro de las que tienes has de quedarte con la menos mala. Creo que eso es a lo que se llegó. Pero si ahora Trump se decide a romper el acuerdo, espoleado por Arabia Saudí e Israel, nos puede meter en un conflicto muy serio.

Con Corea del Norte no creo que pase gran cosa, porque llevan mucho tiempo de amenazas el uno al otro, y la actual política de apaciguamiento entre las dos Coreas podría contribuir a dejar las cosas como están. Desde luego, no creo que a Corea del Norte se le ocurra atacar a EEUU, porque sabe de sobra que eso sería su destrucción inmediata. Temo más que EEUU decidiese lanzar un ataque preventivo contra Corea del Norte, que podría hacerlo, pero se arriesgaría a que Corea del Norte tuviese alguna capacidad de contraataque, y sobre todo a la reacción de Rusia y China. Por eso creo que se quedarán las cosas como están, con Corea del Norte siguiendo con su matraca de desarrollo nuclear, y los demás estableciendo sanciones económicas.

En cambio con Irán, veo más dispuesto a Trump y a EEUU a romper el acuerdo, y sobre todo veo a Arabia Saudí e Israel muy interesados en acabar con el régimen iraní. Y estos 2 países tienen relaciones estupendas con Trump. Por tanto no descartaría que algo grave sucediese. Eso podría llevar a una escalada de tensión con Rusia, y eso que ahora mismo las relaciones entre EEUU y Rusia no son malas, dada la conexión que hay entre Trump y Putin.



(Esta imagen muestra las alianzas que se han ido fraguando en Oriente Medio en torno a Trump, con Netanyahu (Israel), Al Sisi (Egipto), Bin Salman (Arabia Saudí), y Bin Zayed (Emiratos Árabes Unidos)).


Yo no tengo ninguna simpatía por el régimen iraní, pero creo que romper el acuerdo sería nefasto por la desestabilización que podría conllevar si el régimen iraní vuelve a enriquecer uranio y el peligro que eso supondría para Arabia Saudí e Israel, que presionarían sin duda a EEUU para que interviniese.


Respecto a las demás medidas posiblemente una de las más negativas sea la de retirarse del acuerdo de cambio climático, pues también nos afecta a todos. El resto, a excepción de la ruptura del libre comercio, era de esperar en un gobierno republicano. Lo que no era de esperar es la infantilidad o bravuconería con la que reacciona el presidente de EEUU a las críticas. Veremos a ver si consigue acabar el mandato, si no hay impeachment previo. Pero parece claro que EEUU cada vez se está aislando más del mundo, y eso debería poner las pilas a la UE para que se ponga en marcha y deje de depender de una vez del socio al otro lado del Atlántico, y pueda hacer frente por sí sola a Rusia y al resto de desafíos que tiene.

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