viernes, 27 de marzo de 2015

La situación en Yemen

Estos días se está oyendo hablar mucho de Yemen y de la intervención de Arabia Saudí. Voy a intentar explicar cómo se ha llegado a esta situación.


Los hechos:

Yemen fue uno de los países involucrados en la primavera árabe. Hubo grandes manifestaciones para echar al dictador Ali Abdullah Saleh, que comenzaron en Enero de 2011. Llevaba siendo presidente desde 1990, y del norte desde 1978. Había elecciones y oposición, pero los comicios eran fraudulentos y favorecían al partido gobernante.
Los manifestantes reclamaban que Saleh no se presentase a la reelección ni asegurase la sucesión en su hijo, así como la exigencia de una verdadera reforma electoral que garantizase igualdad de oportunidades para todos, además de protestar contra la corrupción, el desempleo o la pobreza.
Hubo deserciones en el gobierno y en el ejército.

(Manifestantes destrozan un poster con la cara de Saleh en Sanaa, la capital de Yemen).

Al principio fueron pacíficas, y hubo intentos de mediación por parte de los países del golfo pérsico. Pero Saleh continuaba en el poder a pesar de las protestas y las deserciones. Los líderes tribales se unieron a las protestas, y respondieron con violencia a la represión, tomando edificios. El 3 de Junio hubo un intento de asesinato a Saleh por parte de la oposición, al colocar una bomba en el palacio presidencial. Quedó herido y tuvo que recibir tratamiento en Arabia Saudí. Le sustituyó temporalmente en el poder el vicepresidente Abd Rabbuh Mansur al-Hadi. Hubo un alto el fuego, aunque en los meses posteriores siguió habiendo represión y choques esporádicos.




Y mientras tanto, ¿qué hacía la comunidad internacional? ¿Qué hacía la ONU? Pues como siempre, Rusia y China bloqueaban cualquier iniciativa de condena, dando su máximo respaldo a Saleh. Imagino que será porque no querrían que pasase lo mismo en sus países, al tratarse de territorios poco o nada democráticos.
 
Saleh volvió al país el 23 de Septiembre. El 7 de Octubre se anunció que Tawakkol Karman había ganado el premio nobel de la paz en 2011. Karman pertenece a Al-Islah, partido islamista moderado, fue diputada, periodista, activista por los derechos humanos y líder en las protestas. Había fundado en 2005 el grupo "Mujeres periodistas sin cadenas" para luchar por la libertad de prensa.



 Saleh aceptó al fin el 23 de Noviembre el plan del Golfo y firmó un acuerdo en Arabia Saudí para transferir el poder a su vicepresidente, convocar elecciones en 2012 (a las que él no se presentaría), y garantizarse la inmunidad para él y su familia. Esto último fue aprobado por el parlamento yemení el 21 de Enero de 2012, además de nominar candidato a Abd Rabbuh Mansur al-Hadi. Al día siguiente Saleh volvió a dejar el país para recibir tratamiento médico.

A Saleh le sucedería Abd Rabbuh Mansur al-Hadi como parte de un acuerdo entre el gobierno y la oposición (ganó unas elecciones a las que sólo se presentaba él en febrero de 2012). Debía redactarse una constitución y celebrarse nuevas elecciones en 2014, pero lo alargaron un año más.

(Al Hadi hablando en las Naciones Unidas).


Sin embargo, como en los demás sitios, la cosa se complicó con los independentistas del sur, los yihadistas (que en 2009 formaron Al Qaeda en la península arábiga (AQPA), una de las facciones más poderosas de la organización, responsable del ataque a Charlie Hebdo, y que son objetivo de los drones de EEUU que a veces se equivocan y matan civiles), y las distintas sectas del Islam.

Respecto a los secesionistas del sur, cabe recordar que durante mucho tiempo Yemen estuvo dividido en 2: Yemen del norte y Yemen del sur, hasta su unificación en 1990. Los insurgentes comenzaron un ataque en 1994. Era poderoso el partido socialista, pero Saleh envió a salafistas y yihadistas para combatirle. Esta alianza se rompió en 2009, con lo que los insurgentes del sur volvieron a coger fuerza.



 Respecto a las diferentes concepciones del Islam, estaban por un lado los chiítas agrupados en el grupo Houthis, y por otro los suníes agrupados en Al-Islah, quienes también participaron en las protestas de 2011 y son próximos a los Hermanos Musulmanes, Arabia Saudí y el wahhabismo, aunque también tienen una rama salafista y otra socialista. Al-Islah participaba en el gobierno de coalición que se formó tras la salida del poder de Saleh, pero no así lo Houthis.


(Así estaban las cosas en Marzo de 2012. El área rosa es dónde tienen influencia los insurgentes del sur y Al Qaeda. El área azúl es dónde tienen influencia los chiítas Houthies. Y el área blanca es el territorio que dominaba el gobierno. Los puntos azules son las ciudades bajo el control de los Houthies, y los rojos bajo el control de los insurgentes del sur o de Al Qaeda).



Los Houthis tomaron la capital, Sana'a, en Septiembre de 2014. Participaron en las protestas de 2011, pero no estaban de acuerdo con la inmunidad concedida a Saleh ni a su séquito. Reclamaban un nuevo gobierno (en el que ellos formasen parte) y la vuelta del subsidio en la gasolina, algo con lo que estaba de acuerdo la mayor parte de la población.
Ya había habido enfrentamientos entre los houthis chiítas del norte y el gobierno entre 2004 y 2010.
Más que un enfrentamiento contra el gobierno, lucharon contra los suníes de Al Islah. De hecho parece ser que hay comunicaciones entre el ex dictador Saleh y su partido por un lado, y los Houthis por otro, con el fin de coordinarse y luchar contra la influencia de Al-Islah.
Se dice que los Houthis tienen parecidos con Hezbollah, grupo armado chiíta libanés, y que son respaldados por Irán, mayoritariamente chií.

En Enero tomaron el palacio presidencial y en febrero el parlamento, disolviendo el gobierno y declarando un comité revolucionario, a cuyo frente está Mohammed Ali al-Houthi. El presidente al-Hadi huyó de la capital y tomó refugio en Aden, una ciudad sureña, declarándola capital temporal de Yemen.


(Así están las cosas ahora mismo. Los houthis se han ampliado y dominan todo lo verde, Al Qaeda domina la zona gris oscura, y el gobierno la parte rosa, en convivencia con los insurgentes del sur).

Por supuesto Al Qaeda, rabiosamente suní, sigue cometiendo atentados, especialmente contra los chiítas.
Aparte, a los insurgentes del sur no les gusta nada el avance de los chiíes del norte, y vuelven a luchar por la secesión.

En este contexto, los países del golfo deciden intervenir a favor de Al-Hadi y contra los Houthis, bombardeando posiciones. Arabia Saudí comenzó la ofensiva el 25 de Marzo. EEUU y Reino Unido la apoyan moralmente.







La interpretación:

Así pues, el país se enfrenta a seis grupos diferenciados con intereses contrapuestos: Los independentistas del sur, Al Qaeda, los Houthis (chíies del norte), los suníes de Al-Islah, el antiguo régimen de Saleh, y el gobierno de al-Hadi. Y en medio, como no, la población civil.
Todos dicen enfrentarse a Al Qaeda. Ahora parece que hay una alianza tácita entre Al-Islah, el gobierno y los insurgentes del sur contra los chiíes del norte (Houthis) y el antiguo régimen de Saleh. Pero lo más probable es que si consiguen reducirles, esa alianza tácita se rompa y vuelva a haber enfrentamientos entre ellos.


La revolución contra la dictadura de Saleh ha desvelado con toda su crudeza los problemas internos a los que se enfrenta Yemen, y la incapacidad para solucionarlos pacíficamente y que todos cedan algo.
El conflicto religioso, al igual que en Siria, vuelve al primer plano, cuando antes lo había sido la lucha contra la dictadura, sin importar la confesión. Ahora sin embargo, eso es lo que más importa. Los países del Golfo pérsico (Arabia Saudí, Bahrein, Kuwait, Qatar y Emiratos Árabes Unidos) son suniés, y han formado una coalición junto a Egipto, Jordania, Marruecos, Sudán y Pakistán (también suniés) para echar a los houthis (chiíes).





Ahora bien, esta postura es claramente hipócrita. Bahrein está dominada por una élite suní, pero la mayor parte de la población es chií, y a pesar de las protestas llevadas a cabo desde 2011, no han dudado en reprimirla. Incluso Arabia Saudí envió tropas para ayudar.
Este país por cierto, también tiene una minoría chií importante, a la que oprime.

Por otro lado están Irán y Hezbollah (grupo armado chií del Líbano), que apoyan a los houthis y claman contra la intervención, igual que protestaron contra la intervención en Bahrein o piden que no se intervenga en Siria, al estar dominado ese país por una élite próxima al chiísmo.

En resumen, los suniés apoyan a los suyos, y los chiíes a los suyos, sin importar si en un lado están en el poder y son dictadores (Al Assad), o si en el otro son reprimidos (Bahrein, Arabia Saudí) en el caso de los chiíes, y Arabia Saudí (dictadura) o los suníes en Siria (reprimidos) en el caso de los suníes.


Se podría resumir todo en una lucha por el poder y la influencia entre Arabia Saudí e Irán, dónde Arabia Saudí ve cómo Irán comienza a salir de su aislamiento al negociar el programa nuclear con EEUU, y ante las revueltas árabes decide fomentar los grupos wahhabies o salafistas, reprimir a los chiíes, y apoyar intervenciones allá dónde los suníes están oprimidos.
Mientras que Irán quiere ampliar su influencia, apoya a los chiíes dónde han estado perseguidos, y también dónde conservan el poder, como Al Assad y Hezbollah.




Sin embargo, ni Arabia Saudí ni Irán son buenos. Hay que ir caso por caso y mirar qué reclamaciones son justas, quienes están perseguidos, y quiénes son dictadores. Porque hay dictadores suníes (Arabia Saudí, Bahrein), dictadores chiíes o próximos a los chiíes (Irán, Siria), reprimidos suníes (Siria, Irak), y reprimidos chiíes (Bahrein, Arabia Saudí).

Yo lo tengo claro, hay que apoyar a los reprimidos, independientemente de que sean chiíes o suníes y de que los apoyen Irán o Arabia Saudí. Y hay que rechazar a los dictadores, independientemente de que los apoye EEUU, Rusia, China, Irán, Arabia Saudí, Hezbollah, Turquía, Catar, Francia, Reino Unido, o Siria.

En el caso de Yemen, aparte del rechazo que todos mostramos a Al Qaeda, no hay un bueno claro. Más allá del no apoyo a Saleh, quedan aún 4 grupos diferenciados. Los insurgentes del sur y los houthis tienen reclamaciones territoriales. Creo que lo ideal sería llegar a un acuerdo entre Al-Islah, los Houthis, el gobierno de Al-Hadi y los insurgentes del sur. Es muy complicado, pero sino lo que va a pasar es que una facción se imponga a la otra. Muy parecido a Irak, Líbano o Siria, dónde también hay enfrentamientos entre suníes y chiíes, y en vez de llegar a un acuerdo, luchan entre ellos por el poder, con la idea de que sólo uno puede vencer.
La intervención no ayuda mucho en ese sentido. Creo que en este caso sería más conveniente una ronda de negociaciones.
¿Por qué se interviene tan claramente aquí y no en Siria o Irak? Los Houthis han tomado la capital, y en Siria o Irak aún lo lo han hecho. Pero los Houthis no son Al Qaeda, y sin embargo hay más determinación para combatirles. ¿Por qué? Porque tienen a Arabia Saudí en contra. En cambio la posición de este país en Siria o Irak es más tibia, pues apoya a los suniés suníes que tienen una relación confusa con Al Qaeda.
Pero en Yemen lo han visto claro y se han lanzado a atacar sin esperar a las Naciones Unidas ni nada. Han formado una coalición con los países que están bajo su influencia, y a EEUU y al Reino Unido no les ha quedado otra que respaldarlo. Ya podrían haberse dado tanta prisa en Siria o Irak, pero como Yemen siempre ha sido su patio trasero, era más "lógico" que Arabia Saudí impusiese su ley.


 (En el mapa se muestran las diferencias de población entre chiíes y suníes en el mundo musulmán. Como se ve, en el norte de áfrica, los chiíes son menos del 1%, al igual que en Jordania, Palestina o Israel. En cambio en Turquía, Siria, Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Oman o Arabia Saudí, los chiíes están entre el 1 y el 20% de la población. Son una minoría, pero son una minoría importante. En Siria por ejemplo, esa minoría es la élite dominante. En Arabia Saudí en cambio está reprimida.
En Líbano como se ve, los chiíes son casi la mitad de la población (45-55%). Algo parecido en Yemen (30-40%). Por tanto son países en los que la población suní y chií se divide casi a partes iguales, y hay muchos conflictos entre ellas por el poder.
Y luego están los países coloreados en negro: Bahrein (con entre el 65 y el 75% de la población chií), Irak (entre el 60 y el 70% chiíes), e Irán (entre el 90 y el 95% chiíes). En Bahrein, a pesar de ser mayoría, están bajo el dominio de la élite suní. En Irak los suníes apoyaban a Sadam Hussein, y ahora están medio colaborando con Al Qaeda al sentirse desplazados por el gobierno sectario chií).



Yo no defiendo a los Houthis. Está claro que han dado un golpe de Estado, están aliados con Saleh y quieren iniciar una guerra contra Al-Islah, Al Qaeda y los suníes.
Pero francamente, una intervención lo único que va a provocar es más muertos. Puede sonar contradictorio con otras afirmaciones que he realizado sobre Siria, Irak o Libia. Pero es que en el caso de Yemen los Houthis acaban de tomar el poder, y están combatiendo a Al Qaeda. Al contrario que el gobierno de Al Assad o de Gadafi. Habría estado de acuerdo en que se interviniese contra Saleh, que llevaba más de 30 años en el poder. Pero contra estos que acaban de llegar, creo que es más efectivo el diálogo, como puede serlo en Libia o en Irak.

En resumen: Intervenir sí, en aquellos países que tengan dictaduras, que opriman, y en los que haya levantamiento popular, como pasó en 2011 en Siria, Yemen o Libia. Pues no intervenir resultaría en más dictadura, más represión y más muertes.

Pero no intervenir en aquellos países en los que no hay dictadores porque han caído. En los que hay enfrentamientos internos por el poder. Porque si se interviene, se toma partido por un bando, quedando el otro reprimido. En estos casos de desgobierno dónde no hay un dictador que perdura en el tiempo, creo que es más efectivo el diálogo para llegar a un acuerdo entre todos. Es difícil, pero si no hay dictadura ni represión feroz, creo que intervenir sería más contraproducente.

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